Para hablar sobre la noche oscura del alma, invito a un dios hindú, Shiva, al
que traigo para representar la propia Crisis.
Shiva es parte de la tríada base del hinduismo, junto a Vishnu y Brahma, cada uno con
sus propiedades. Esta trinidad representa la naturaleza cambiante del Universo, ya que
todo en él necesariamente tiene un nacimiento, una transformación y una disolución.
No hay ningún objeto que nazca y permanezca como siempre, o que exista ahora y no
haya cambiado.
Shiva representa disolución, destrucción y transformación. Lo que se destruye permite
que surja algo nuevo; con eso, hay un ciclo constante de creación, mantenimiento y
disolución, que caracteriza la forma en que todo sucede en el Universo.
La palabra destrucción aquí puede ser malinterpretada. Debemos entender que solo lo
que se puede destruir será destruido. El Si-Mismo, el Ser absoluto siempre existe, es
Brahma y nada lo destruye. La destrucción de Shiva es la destrucción de lo que es
aparente y que cubre la realidad absoluta.
Shiva compone y baila a partir de la fuerza de los opuestos, la dualidad necesaria para
que todo exista. Destrucción, descomposición y caos, para encontrar la creación y el
orden. Shiva presenta varias facetas y una de ellas es su forma de bailarín, donde con
sus pies destruye y con sus manos crea. Su danza representa el fuego donde consume
lo que necesita ser destruido. Aunque representa esta fuerza destructiva, no se ve
como un demonio sino como la gran conciencia del universo, que sabe que la vida se
constituye a través del movimiento entre destruir y crear. Solo después de la muerte
es posible regenerarse.
Y es él quien me acompañará en este texto sobre la crisis del alma.
La etimología de la palabra crisis proviene del griego krisis, de la misma etimología que
el verbo krino, separar, purificar, como se hace con oro, del griego krysos, donde la
raíz del sánscrito kri o kir, significa limpiar. El Diccionario Etimológico de Antenor
Nascentes también da los significados de momento decisivo, separación y juicio. Hay
consenso entre varios otros investigadores de que la crisis lleva a una ruptura con el
estado anterior.
El proceso inicial de una crisis es la ruptura, la pérdida de algo, ya sea la pérdida de
algo concreto o una pérdida interna y subjetiva. Es probable que esta pérdida
conduzca al sufrimiento, descrito como natural o neurótico.
Jung dice, como se cita en texto: " A menudo, tras la neurosis se oculta todo el
sufrimiento natural y necesario que no se está dispuesto a soportar”.
Este sufrimiento puede surgir de la no aceptación de la realidad, del estado de
desunión con uno mismo o de causas naturales, como la muerte y la dificultad para
lidiar con ella.
El ego no siempre está preparado para resistir inicialmente a esta ruptura y entra en
conflicto con estas fuerzas, en un intento de permanecer donde estaba, para
preservarse como estaba, en una no aceptación a la necesidad de un cambio, que será
inevitable. Un Yo fuerte es capaz de atravesar una crisis con mayor aceptación, es
decir, con mejor aprovechamiento del proceso de maduración, que es lo que
generalmente nos empuja a una crisis.
Un Yo frágil y rígido mantendrá este conflicto por más tiempo y hará que el proceso
sea más difícil y más doloroso, tal vez incluso más largo.
Aqui Shiva se presenta para acompañarme por ese proceso, siendo la propia crisis,
trabajando en la destrucción de estas barreras del Yo, para que, entonces, se haga un
Yo permeable y fuerte, capaz de apoyar al individuo en este cruce.
Shiva forja el Yo con fuego y el proceso de forjar también es un proceso de cambiar
una forma antigua o construir una nueva. Cuanto más se resista el Yo, más fuego
necesitará Shiva para penetrar ese Yo rígido.
Fortalecer el Yo será inevitable en un proceso de crisis. Aceptar el proceso y todo lo
que contiene aceptar: paciencia, honestidad, humildad, flexibilidad, mente abierta.
Permitir que de la aceptación surja el coraje, el coraje de lidiar con una fuerza como de
Shiva. Estar en la tormenta y saber que no hay forma de salir de allí, no hay dónde
esconderse, no hay nadie que pueda protegernos.
Y en este proceso interno, en este encuentro con nosotros mismos, es útil mirarnos
desde la distancia.
Escuchar las diferentes voces que hablan internamente, lo que cada una dice, en qué
tono, con qué intenciones. ¿Quien habla? Ego, animus/a, sombra, self, persona y tal
vez, algunas otras voces de nuestra estructura.
Mirar a la distancia permite que el todo no sea dominado por uno.
Respirar.
La respiración está estrechamente vinculada a las emociones. Llevar la
atención en cómo esta; corta y lenta esta conectada a la desesperanza, la tristeza;
corta y rápida, conectada con el miedo, la desesperación, con la sensación de peligro.
Hacer con que esta conciencia cambie de forma, expandiendo este espacio de energía
vital, en respiraciones largas y conscientes, conectando el cerebro con una sensación
de bienestar y seguridad para el sistema.
Shiva regresa aquí. En sus muchas facetas, quizás la más conocida sea Nataraja, donde
se presenta como un bailarín y en su baile conduce a la destrucción y a la oscuridad.
Aquí, comienza el movimiento, aqui empieza su danza.
Ponerse en contacto con esta fuerza, sin duda, trae desesperación, miedo, vértigo,
desorientación, angustia. Algo que trajo solidez o algún sentimiento de solidez está en
peligro y tomará otra forma.
Realizando esta travesía en la oscuridad, encontrando fertilidad en las aguas de la
oscuridad y manteniendo esta caminata, sin la parálisis que proporciona el miedo....
Sosteniendo esta caminata al no-saber, por las incertezas, por las incertidumbres de
cada paso.
Angustia, ansiedad, pánico pueden surgir en este camino. Ponerse en contacto con
este peligro subjetivo, a veces inexplicable y, con todos los efectos que el sistema
interno puede traer a través de los síntomas.
Hay algo en peligro y el cuerpo reacciona de una manera incómoda e incontrolable. De
este sentimiento de falta de control viene el miedo a la falta de control. Miedo al
miedo.
Pasar por estos síntomas sin anestésicos, sin medicamentos (si es posible), también
traerá un acceso más cercano a este peligro que a veces se presenta en forma
nebulosa. ¿Quién está realmente en peligro y cómo mantener esta sensación
incontrolable del deseo de huír? Cuanto más internamente haya desesperación, más
estas aguas serán turbulentas y más probable será que nos traguen.
Dar soporte y espacio para que la confianza instintiva emerja de la nada, de esta
brújula nuclear, el Self.
Cuando todas las opciones no funcionan, cuando todas ellas no llevan a la luz al final
del túnel, pues entonces la confrontación se diluye y es como estar a la deriva,
surcando las aguas de la desesperanza. De dejarse ir por estas aguas, de no usar más
energía psíquica en la lucha y en el conflicto interno, de esta parálisis consciente,
puede surgir el acceso a la función trascendente.
“La psique no está dentro de nosotros; estamos adentro (...) Visto de esta manera, la
función trascendente es simplemente la forma en que tiene la psique para
reconectarse con el interior de todas las cosas, la forma de ver su dimensión oculta y
todas las cosas en la realidad. (...) "
Jung trae la función trascendente como resultado de la confrontación altamente
enérgica entre el ego y el inconsciente. De este encuentro de opuestos, emerge un
tercer elemento (tertium non datur).
Quizás aquí, es un punto particular de esta danza de Shiva, que se llama Tandava y
representa la destrucción del mundo de las ilusiones mayas.
Todo el cosmos visible no es más que una ilusión, un espejismo que oculta al
verdadero ser, el Self. Solo cuando uno mira a través de las esferas externas de
apariciones palpables y visibles, uno puede moverse hacia el ser puro, lo absoluto,
cualquiera sea el nombre.
El fundamento de Maya, que envuelve la verdad como un velo, es una contradicción.
Los lados oscuros de la vida forman un contrapeso a los claros. Ambas partes se cruzan
como la gentil bondad de los dioses y la siniestra ambición de los demonios. El mundo
es una mezcla de bien y mal, felicidad e infelicidad. Y para apoyar el aspecto
eternamente fluido del mundo, es necesario aceptar la totalidad.
Al pensar en esta danza de opuestos, esta dinámica de la psique que contiene en su
naturaleza la creatividad, que trae lo nuevo ... de ese contacto pueden surgir sueños,
sincronías, impulsos, intuiciones y el cielo puede comenzar a derramarse. Surje el
simbolo, un tercero no dado!
O tal vez todavía caminemos por la oscuridad, un poco más lejos.
Entrar en contacto con el vacío, con la soledad, con la tristeza puede ponernos frente a
una depresión o una noche oscura del alma. El texto distingue claramente uno del
otro.
La depresión puede ocurrir debido a la pérdida de la voluntad, el desánimo, el fracaso,
la desesperanza (depresión exógena) o por una causa biológica (depresión endógena).
“En el paradigma médico actual la depresión endógena se ve exclusivamente desde una postura biologicista. Más o menos ánimo depende de más o menos serotonina o algún otro
neurotransmisor. Pero también puede verse desde la óptica opuesta, es decir, más o
menos serotonina depende de más o menos estado de ánimo. Además, ya apuntamos
anteriormente que el que la química afecte al estado de ánimo no quiere decir que la
causa del estado de ánimo sea un déficit químico. Prueba de ello es que hay
depresiones, y no pocas, que se resisten a mejorar a pesar de tomar antidepresivos.
Otra manera de verlo es que el estado anímico deprimido y el déficit químico son
concomitantes.
Según Jung, psique y cuerpo forman parte de una realidad unitaria de
fondo que se expresa tanto en la psique como en la materia. Esto además sería el
fundamento de las sincronicidades. “
La depresión empuja hacia abajo. Nos vemos obligados a vivir esta introversión, siendo
afectados sin permitir que nos destruya.
En la depresión, en lo que difiere de la noche oscura del alma, se incluyen procesos o
tendencias autodestructivas. En la noche oscura del alma, uno pasa por el proceso de
tristeza, desesperanza, sensación de incapacidad y vacío, sin afectar la vida tan
drásticamente y está más conectado con un marco de transformación espiritual.
En este estado, puede aparecer un aspecto fundamental: la intensificación de la
conciencia del yo.
Como el proceso es introvertido y hace difícil mirar hacia afuera, este contacto se hace
posible con una mayor conciencia, un contacto crudo e intenso.
Y pasar por este proceso también habla de saber cómo sufrir, saber cómo mantener
este empuje hacia los sótanos del alma, saber cómo estar allí.
“A veces siento que me falta el aire para respirar
Y que las dudas me consumen, em la fria oscuridad,
A veces siento que el dilema de la vida
Se resuelve em um mistério, que jamás me trae paz.
Y cuando ya estoy cansado de luchar y de exigirme
Entrego todo y algo passa, que me vuelve a acompanhar
Y entonces me llega el amor, y me llega el amor, y me llega el amor...
A veces siento que estoy solo, y me llega el amor
A veces no sé porque lloro, y me llega el amor
A veces siento que estoy triste, y me llega el amor
Por no saber qué es lo que existe, y me llega el amor
A veces siento que me muero, y me llega el amor
A veces siento que me entrego, y me llega el amor
A veces siento que no hay calma, y me llega el amor
Que tengo miedos en el alma, y me llega el amor
Y cuando dejo de luchar....ahi me llega el amor”
Canción de Darwin Grajales
La canción de Darwin Grajales habla sobre este lugar de rendición y que desde él, uno
llega al amor o el amor encuentra espacio para habitar. En el apogeo de la oscuridad,
de la depresión, en la frialdad que puede existir en este espacio vacío del alma, surge
el amor, que puede acompañar al peregrino que ya no lucha, que ya no impone su
poder. Jung dice: “Donde reina el amor, no hay voluntad de poder, y donde el poder
tiene primacía, falta el amor. Uno es la sombra del otro "
Encontrar el amor es encontrar apoyo para caminar en libertad en los caminos de la
oscuridad.
Saber cómo pasar por el sufrimiento, saber la necesidad de que se transforme, para
que el alma no muera y se realice.
En la leyenda del aguila real, al llegar a los 40 años, sus uñas curvas y flexibles son tan
largas que no consiguen agarrar a las presas de las cuales se alimenta, su pico alargado
y puntiagudo comienza a curvarse apuntando contra el pecho peligrosamente y sus
alas, envejecidas y pesadas por las gruesas plumas, hacen que volar sea una tarea muy
complicada. Es entonces cuando el águila tiene que tomar una decisión entre dos
alternativas: dejarse morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación que durará
cerca de ciento cincuenta días.
Este proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y refugiarse en un nido
próximo a una pared, donde no necesite volar. Entonces, el águila ya refugiada
comenzará a golpear su pico contra la pared hasta conseguir arrancarlo; una vez
amputado tendrá que esperar a que nazca un nuevo pico con el cual, después, tendrá
que arrancar sus viejas uñas.
Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, será el momento para desprenderse de
sus viejas plumas arrancándoselas con su nuevo pico.
Después de cinco meses muy duros donde vuelve a tener un pico fuerte y joven,
plumas brillantes y sedosas y uñas útiles, el águila real saldrá victorioso ejecutando su
vuelo de renovación y a partir de entonces dispondrá de 30 años más de vida, los años
más gloriosos.
Entonces el águila puede volar de nuevo, con nuevas plumas, nuevas garras, con un
pico más fuerte y, tal vez, estos sean los dones que surgen de pasar por la crisis del
alma.
Sentidos más agudos, mentalidad más amplia, capacidad de ver más lejos . Una
personalidad como esa, dice el texto, está mejor preparada para acompañar y acoger a
las almas que llegan en crisis en un proceso de psicoterapia.
Y Shiva aquí, tal vez termine su danza e incorpore otra forma suya.
Él, quien es responsable de la purificación de nuestro ser, la regeneración de nuestras
células y el mundo que nos rodea, el que nos ayuda a separar la paja (deseos del Yo)
del trigo (deseo del Self) en nuestra cosecha de frutos en el plan divino, que ahora,
esta hecho realidad en nuestras vidas.
Pasar a través de las llamas de la destrucción para que la voluntad del Yo muera y se
quede lo esencial, atendiendo a la voz del Self, para que pueda caminar según su
deseo.
No es un deseo mental o egoico, sino un deseo que se refiere a lo que eres.
“Permite lo que quieres en mí y no lo que quiero.”
Shiva está adentro, afuera y en todas partes. El poder de la renovación que destruye la
ignorancia.
Entrar en contacto con esta fuerza destructiva, nos lleva al encuentro con lo sagrado,
lo sagrado en nosotros, el encuentro con el Dios interno, penetrando a través de todas
las capas de defensas que pueden existir en nuestro templo.
Regresar al mundo, como nos dice la Jornada del Héroe de Joseph Campbell, es
regresar a un mundo que ya no es el mismo, porque nosotros ya no lo somos, nos
hemos transformado internamente.
Aquí, al final de ese viaje, tal vez Shiva tome su forma meditativa, que nos muestra la
capacidad de atravesar el fuego de la renovación para alcanzar un nuevo estado, un
estado más pleno y de acuerdo con lo que somos.
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